Para preparar el corazón...
En la casa de la familia Monti el hogar para la leña ocupa un lugar central. Hoy, al entrar en aquella modesta casa es lo primero que suele robarnos la mirada. Aquél hogar ha sido protagonista de la vida de la familia Monti y de los encuentros de la Compañía de los Frailes, la comunidad de jóvenes que Luis formó en torno a sí en su pueblo natal, Bovisio, buscando generar un proyecto de santidad anclado en la oración juntos y en la caridad a sus coterráneos.
Aquél hogar, en el centro de uno de los únicos dos ambientes de la modesta casa, reunía a todos a su alrededor y los invitaba a celebrar el ser comunidad, animándonos a compartir unos con otros.
Hoy, cuando estamos atravesando esta pandemia, todos en casa, podemos sentirnos hermanados con aquella experiencia de Luis, su familia y sus compañeros. Pero quién hoy se enciende en medio nuestro no es necesariamente el hogar a leña, quién convoca y da calor, fundiéndose valor y ánimo para seguir adelante, en esta ocasión, es el Espíritu Santo de Dios, que renueva su presencia en medio nuestro para conducirnos por el camino de encuentro con Dios.
Por eso mismo queremos invitarlos a celebrar en nuestras casas la fiesta de Pentecostés y encontrarnos reunidos en torno al Espíritu Santo de Dios, el don que el Señor nos hace durante nuestro peregrinar en la tierra. A lo largo de estos días compartiremos distintas actividades como comunidad cristiana para disponer nuestros corazones para que sean casa, hogar que vuelva a encenderse con la presencia del Santo Espíritu de Dios y así hacer de cada uno y de nuestras familias, lugares de santidad.
Pero antes… ¿Qué celebramos en Pentecostés?
En la fiesta de Pentecostés celebramos un regalo que nos hace Jesús. Nos hace EL regalo. Jesús nos regala su compañía siempre, su Espíritu. El Espíritu Santo es el Espíritu de Jesús, es decir su cercanía, su presencia su compañía siempre.
Cuando los discípulos estaban encerrados porque tenían miedo (cómo nos pasa hoy también a nosotros que estamos encerrados y con miedo) Jesús aparece, les da calor y les da valor, coraje. Los discípulos estaban muy muy asustados y Jesús llega, se pone en medio, los reúne, los acerca, dice la Biblia que aparecen llamas de fuego, quiere decir que les da ese “calorcito a hogar”, a casa, a contención, cariño, seguridad. Como cuando estamos preocupados y alguien que queremos mucho nos da un abrazo fuerte. Eso celebramos en Pentecostés, que Jesús está siempre para darnos ese “calorcito” que necesitamos, sacarnos el miedo e invitarnos a seguir adelante, a avanzar.
¡Y esto vale también para los adultos!
Ojo, que esté en lenguaje infantil no le quita nada de profundidad. El Espíritu viene a habitar en nuestros corazones para encender en nosotros el fuego del amor, esa pasión por el bien, por el Reino de Dios. Porque, a veces, nosotros también tenemos miedo por la situación que vivimos, por algo que nos pasó. Otras veces, tenemos miedo a expresar nuestra fe, o simplemente no nos animamos a hacer algo. Entonces, viene el Espíritu y nos da ese ”empujoncito” que nos hacía falta para avanzar.
Y… ¿Qué queremos celebrar como Comunidad del Peña?
Pentecostés nos encuentra este año en una situación muy particular. Nosotros también estamos encerrados como los discípulos.También tenemos miedo y necesitamos de la presencia de Jesús que nos reconforte, nos anime, nos saque el miedo, nos devuelva la esperanza.
Celebramos como Colegio un lema muy especial: “Lugar de santidad”. Cuando pensaron este lema nunca nadie se imaginó que estaríamos encerrados. Hoy nuestra casa es nuestro lugar de santidad. El lema nos inspira, nos invita a vivir esta situación desde esta perspectiva: en nuestra casa, hoy, vivamos la santidad. La santidad sencilla, la de todos los días, esa que nos invita a tenernos paciencia, a esperarnos, a comprendernos, a ayudarnos, a levantarnos el ánimo, a convivir.
Nuestra casa es lugar de santidad porque el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús está presente. Él es quien nos hace santos, su presencia silenciosa.
Este año queremos celebrar Pentecostés cada uno desde su casa, pero todos juntos. Sabiéndonos en comunión al compartir, cada uno, las distintas actividades que les propondremos y podremos ver reflejadas en las redes sociales.
Hagamos que en este Pentecostés se encienda la llama de la santidad en nuestros hogares, que no es otra cosa que la llama del amor. Dejemos que el Espíritu lime nuestras asperezas, nos regale paciencia, coraje y entusiasmo para seguir viviendo esta situación que nos toca vivir. Dios está y se hace presente.
“Todo saldrá bien”.
Actividad
- Tiempo estimado: 1 hora.
- Materiales a prever: elementos para preparar una fogata, compu o celu para ver un video y transmitir una imagen, papel o cartulina para recortar unas llamitas de fuego, lápices o témperas para colorear, trozo de piolín o lana y una vela.
Para aprovechar mejor los símbolos, sugerimos realizar esta celebración familiar el sábado 30 por la noche. El día de Pentecostés celebramos que Dios nos regala su amor para que estemos más contentos y más unidos.
Pasos de la Celebración:
1. Miramos en familia este video: https://www.youtube.com/watch?v=1afj_o51lp0
Se puede comentar con los niños qué hace el Espíritu Santo por cada animalito (ej: la jirafa tiene frío y el Espíritu Santo la abriga)
2. Encendemos una pequeña fogata en el patio o en algún lugar de la casa ventilado (en caso de no poder encender fuego, podemos imprimir o pintar la imagen de una llama/fogata, o bien proyectar en la tele una imagen de fuego). Reunidos en torno al fuego leemos:
Si hay pequeños (hasta 8 años):
En Jerusalén se reunieron personas de todo el mundo para festejar la fiesta de Pentecostés. Los amigos de Jesús también estaban allí, pero encerrados en una casa porque tenían mucho, pero mucho miedo. Ahí estaban Pedro, Santiago, María, con todos los demás esperando el regalo que Jesús les había prometido. Mientras celebraban ¡¡llegó el regalo que tanto estaban esperando!! Comenzó a soplar un viento muy fuerte, tan fuerte que se abrieron las ventas de golpe y hubo un gran ruido.
Entonces el Espíritu de Jesús fue a cada uno de sus amigos y los llenó dándoles el poder de hablar en diferentes idiomas. El Espíritu se parecía a una llama de fuego que estaba sobre cada uno.
Entonces, ¡¡se les fue el miedo!! Y saliendo afuera, comenzaron a contarles a todos acerca de Jesús y su gran amor por nosotros. Y todos, pero todos, a pesar de que hablaban distintos idiomas podían entenderlos.
Si todos tienen más de 8 años:
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse. Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían: «¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios». (Hechos de los Apóstoles 2,1-11)
Los niños de 3 a 6 años pueden pintar y decorar las llamitas.
Los niños de 7 y 8 años pueden escribir los nombres de los miembros de la familia en las llamitas.
Los niños de 9 a 11 años pueden escribir en las llamitas algunos de los siguientes frutos del Espíritu Santo: AMOR, ALEGRÍA, PAZ, PACIENCIA, PERSEVERANCIA, DULZURA, BONDAD, MANSEDUMBRE, FIDELIDAD, MODESTIA, AUTOCONTROL, PUREZA.
Con estas llamitas, y sirviéndonos de un piolín o una de un trozo de lana, haremos una guirnalda.
5.Incorporamos nuestra guirnalda al altar, hacemos la señal de la cruz y con confianza repetimos tres veces: “VEN ESPÍRITU SANTO Y ENCIENDE NUESTRO HOGAR”. Los niños de la casa más grandes pueden leer uno a uno los frutos que necesitamos pedirle al Espíritu Santo para nuestra familia.
6.Para terminar, sabiendo que el Espíritu es quien nos envía a ser testigos en el mundo, pegamos en la puerta de entrada de casa o en la reja la guirnalda para compartir nuestra alegría de que el Espíritu Santo vino a casa. Recuerden compartirnos las fotos de sus guirnaldas por nuestras redes. Pueden subir las mismas a las historias de Instagram o Facebook y etiquetar a las redes del cole. ¡Esperamos con ansias!